Fecha: 19/07/2024
Autor: Martín A.
Fernández Ch., también conocido como Martín Pelícano
Nota: en la historia de la humanidad han vivido personas a quienes se les
han asignado el adjetivo de “grande”, algunos debido a sus fabulosas proezas y
a otras por su demostración de poder. Algunos ejemplos son: Darío el Grande
(550 a.C.), quien fue un gran Rey de Persia en el año 522 a.C.; Ciro El Grande
(530 a.C.), rey de Persia, figura en la biblia hebrea, quien era el patrón y
libertador de los judíos; Alejandro Magno el Grande, rey del antiguo reino
griego de Macedonia (desde 336 a.C.), quien emprendió una campaña militar para
conquistar casi todo el territorio de Asia y Egipto; Pedro El Grande, uno de
los zares más poderosos y famosos de la dinastía Romanov, fue emperador de
Rusia (1721 a 1725); entre otros; pero, el más querido por nosotros es Simón Bolívar,
si bien no lo llamaron el Grande, le impusieron el título de “El Libertador”,
bien merecido, por sus campañas admirables para darle la libertad a los pueblos
de américa. Ellos tenían mentes con ansias de poder, de hacer crecer su reino
mediante la conquista de tierras, invadiendo y dominando países vecinos, o
liberando a pueblos de la tiranía. Ahora bien, cuando a una persona lo llaman
El Grande por admiración y respecto, debido a la estela de logros que va
dejando atrás mientras navega por la vida, se convierte en un héroe.
─ ¡Hola Martín, déjame darte un abrazo, porque competir en un 200 metros combinado es una hazaña! ─dijo Carlos, un compañero de equipo, de mayor edad que él, quien no pudo asistir a la Competencia Master de Natación del Colegio San Ignacio de Loyola, porque se fue a participar en aguas abiertas en Puerto Cabello, que era en esa misma fecha, ganado una medalla por el primer lugar.
─ No
es para tanto, con voluntad se logra llegar ─dijo Martín, recibiendo con
alegría el abrazo de su amigo y las felicitaciones.
Martín, mientras hacía la práctica de natación que le había asignado el
entrenador, buscaba en su memoria para quien ha sido referencia. Por supuesto, primero
pensó en sus hijos: Victoria y Juan, quienes siempre le han demostrado, además
de amor, mucha admiración, siguiendo sus valores y enseñanzas, queriendo también
dejar huellas como buenas personas y como profesionales con visión de justicia
social.
Recientemente, escribió y publicó su primer libro: “Cuentos Gallardos de
Terror, historias de suspenso y humor” (https://a.co/d/hs8dwWQ). Sus familiares y muchos amigos lo leyeron y lo
felicitaron, como también le auparon a que siguiera escribiendo. Su papá, a
quien le dicen Papaíto, lo leyó con entusiasmo y comentaba con Martín algunos
pasajes humorísticos. Sus hermanos les mostraron admiración y orgullo por ese
logro. En una reunión de junta directiva de la Cámara Inmobiliaria
Metropolitana lo aplaudieron por esa iniciativa literaria.
Mientras seguía nadando, Martín recordó que, en una oportunidad, cuando era
muchacho y jugaba de arquero en el equipo de futbolito “Miramar”, en los
campeonatos que se realizaban en el Club Unión Canarias de Macuto, a quien lo catalogaban
como uno de los mejores, una vez se le acercó un joven quien le dijo que
también jugaba en la arquería, y que gracias a él se motivó a jugar en esa
posición. No lo recordaba, lo conoció cuando era niño, pero se le presentó
diciéndole que era el hermano menor de Goicoechea, un amigo del colegio, con
quien hacia trabajos juntos. Martín lo vio jugar algunas veces y de verdad que lo
hacía muy bien.
Martín se ha dedicado, aparte de su profesión cono urbanista valuador, a la
docencia. Lleva más de 30 años dictando clases en cursos de formación
profesional para asesores inmobiliarios, más recientemente en un diplomado que
se dicta en convenio entre la Cámara Inmobiliaria de Venezuela y la UCAB, y en
cada evento que asiste, relacionado con lo inmobiliario, siempre le llega
alguien diciéndole “Profesor”. En una oportunidad dictó varios talleres de
bienestar los cuales gustaron mucho, junto a su amigo Alberto Lindner El Grande,
quien, además de arquitecto y profesor de la UNIMET, es promotor del bienestar.
Y en la época de la pandemia COVID, cuando la mucha gente estuvo resguardada en
sus casas por medio año 2000, solo saliendo si era estrictamente necesario,
organizó junto a su amigo dos ciclos de charlas de bienestar, de manera
virtual, lo cual permitió fortalecer el ánimo a muchos asistentes (desde sus
casas), quienes vivían con desesperación cada día de claustro. Hasta el día de
hoy, cuando ven a Martín, se le acercan para agradecerle esa iniciativa.
─ ¿Tú has cruzado a nado el Orinoco Caroní? ¡Eres un valiente! ─le
dicen a Martín cada vez que se toca el tema de la natación, bajo el paragua de
la promoción y admiración de su esposa María Alejandra, quien es su mejor
representante de imagen.
─ ¡Cuatro veces lo ha cruzado! ─siempre le responde María Alejandra y
le cuenta su vivencia como espectadora y de sus angustias de esposa esperando a
que llegue a la meta. Y señaló que, no
fue al último cruce, porque no quería volver a pasar tanta angustia.
─ Pero, ¿No hay caimanes o pirañas? ─ le pregunta el entrépito, sobre
todo porque desconocen este ambiente deportivo.
─ No, en ese tramo del cruce no hay. Además, con todo ese alboroto
esas criaturas huyen aguas arriba o aguas abajo ─le responde Martín, siguiendo la
expresión con una risa burlona ─por cierto, escribí un cuento de ficción sobre
eso, aquí lo puedes leer, lo publiqué en mi blog “Martín Pelícano”: https://martinpelicano.blogspot.com/2023/07/282-el-caiman-del-orinoco.html ─termina diciéndole Martín.
Exhausto de nadar los 2.500 metros en una hora y media, Martín sale de la
piscina y, cuando va camino a los vestidores, se consigue con una compañera que
le viene en sentido contrario, rumbo a nadar en el segundo turno.
─ ¡Hola
Martín! Eres mi héroe –dijo Andrea, quien estuvo presente en el mencionado
campeonato.
─ ¿Por
qué? –dijo Martín con una sonrisa por el sorpresivo comentario, pensando que por
qué Andrea le decía eso, si ella es una chica joven y fuerte nadando, además,
también compitió y lo hizo muy bien.
─ ¡Te
parece poco! ¡Hacer 200 metros combinado y luego tirarte con otras tres
competencias de 50 metros: crol, pecho y mariposa! Yo no me atrevo a tanto
–dijo Andrea, dándole una palmadita en el hombro a Martín.
FIN